Los de ayer y hoy
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Contemporáneos
Foto: Raphael Olaya
Contemporáneos
Abri 26, 2023

El arte de ser determinante

Pablo ha sabido quedarse en el banquillo por más tiempo de lo esperado, pero no por ello ha dejado de lado sus principios. Los de ser eficaz al momento de asistir o anotar. Es el hombre de esmoquin que es capaz de sacar una jugada de la galera o sacarse a sí mismo de allí para cambiar el rostro de todos.
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Redacción LC
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Ha sido complicado metérselos al bolsillo, ganarse los coros al apellido en cada tiro de esquina por ejecutar y esbozar sonrisas a cada halago. Ha sido complicado cambiarles la forma de verte, pensarte con sus colores y darte la bienvenida como un verdadero hijo de casa. Ha sido complicado canjear detractores por fanáticos y que tu número se agote en las tiendas donde se venden las camisetas oficiales y las imitaciones. Ha sido mucho el trabajo y poco el tiempo.

Tan solo ha transcurrido un año desde que Pablo apareció vestido de blanquiazul para sorpresa del mercado de fichajes y todos los que se movían al ritmo de las noticias en Twitter. Corto tiempo para que se haya ganado el abrazo caluroso que entrega el barrio de Matute cada fin de semana y que se haga tan mentado entre la gente y la previa, pero es que todo ha sido a base de esfuerzo y mucho fútbol. Si hay alguien que llega el ritmo de lo que dicta el balón, ese es Lavandeira. La pieza faltante para el engranaje de la máquina que ha significado Alianza Lima en los últimos campeonatos nacionales, en los que por cosas del buen juego obtuvieron un bicampeonato.

Pablo llegó para ser el apóstol de los que ordenaban la plantilla y terminó siendo el santo patrono al que se encomendaron los aficionados en cada jornada, ritual que se han propuesto seguir hasta el último de sus días defendiendo sus colores. Aunque sabemos que cuando un jugador conquista el corazón de La Victoria, su nombre se convierte en un tatuaje más para esa piel feroz que la viste por varios años. Algo más de cien.

Por estos meses, ya era conveniente verle otra vez en la cancha. No había gozado de los buenos minutos que sí tuvo en el 2022, pero todo es parte de una estrategia del técnico tan capacitado que los dirige hoy en cada jornada dura que les toca afrontar como equipo grande. Pero eso no le ha hecho pasar desapercibido, por más que intente hacerlo a modo de cábala. Se volvió una constante verle salir con el chaleco puesto y refugiarse en la banca esperando el llamado. No ha sido más el enlace del juego, pero sigue siendo el determinante. No es un problema si no completa 90 reglamentarios o si le llaman al minuto 75, él se entrega igual que siempre. Es capaz de sacar de la galera un pase que ponga de cara al arco a alguno de sus compañeros, es capaz de meterse a la galera y salir en el momento menos indicado para el rival, es capaz de sonreírle en la cara al portero de enfrente y clavarle el balón en el ángulo más lejano. Es muy capaz de todo y se sabe así, por eso se convirtió en tan poco tiempo en el mayor generador de ataques, el de más asistencias y de los volantes más goleadores que tienen los ‘blanquiazules’.

Es el favorito para llevarse siempre el premio del mejor de algo, sucedió la temporada pasada, por más que competir con Barcos en tentar a la suerte. Desde su controversial llegada ha sabido calificar para los puntajes altos y se a colocado la medalla que tanto anheló en su carrera.

Guillermo Salas es consciente del hombre que deja fuera y que le puede cambiar el rostro a su equipo. Sabe que detrás suyo tiene un alumno aplicado a la norma del profesional y que estará disponible por si se le ocupa en cualquier otro puesto. Es el Az bajo la manga que ha decidido que sea este curso y somos todos conscientes que cuando se vista de corto tendremos un registro más para los suyos, un aplauso sin cansancio, un grito de alguna fan enamorada o mejor aún el de un estadio entero.

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