Cuéntame ¿cómo se dio tu llegada?
La dirigencia fue la que me trajo. Tuve cerca de tres sesiones en el 2020 por la plataforma Zoom, me contactaron por medio de una persona, yo trabajaba en el Atlético Morelia. Fue así que conocieron mi trabajo. El presidente había visto de cerca cómo conectamos con los jugadores y al haber tenido un mal año deportivo, me hicieron la invitación. Tenía contrato vigente y no pude darle una respuesta hasta finalizar el vínculo. En mi cabeza solo estaba enfocada al trabajo de ese momento y luego fue que conversamos. Acepté de una el reto, porque era estar en un equipo de primera división. El ‘Chapu’ Ramúa me llamó para decirme que me querían. Llegué a Liga 1 el año pasado, dos semanas después nos descienden en el TAS. Hubieron jugadores que se fueron y los que se quedaron me dijeron que me querían de cerca todo el año, yo les dije que me quedaría porque tenía un compromiso y soy hombre de palabra. Fue un momento muy difícil, pero luego las cosas dieron su fruto.
Hubo algunos cambios de entrenador, ¿cómo manejaste eso?
En la transición de entrenador, llega Pablo Peirano y muchos jugadores que habían trabajado antes con él le hablaron muy bien de mi. Así que cuando llegó me dio la posibilidad de desarrollar mi metodología con total confianza. Luego yo le platiqué sobre el taller de coaching que tengo, me dio su visto bueno y comenzamos a trabajar.
Vivimos en la era de las plataformas digitales, ¿se te dificultó adaptarte a ellas?
Fue difícil, mucho más para mi trabajo que tengo que transmitir, tengo que sentir, estar al pendiente de todo eso. Comencé a hacer algunos congresos, fue así que me vio Cusco FC, mucha gente de aquí comenzó a seguirme, inclusive algunos entrenadores que voy conociendo apenas. Estas son grandes herramientas, solo hay que utilizarlas para bien, porque son armas poderosas que te llevan a impactar.
Es un tema bastante rico de abordar. La tecnología ha tenido un impacto en el mundo del fútbol, ¿qué consejos utilizas para que los jugadores no tengan tantas distracciones con respecto a los dispositivos y no les afecte la tranquilidad emocional?
El teléfono en exceso es una barrera emocional, no sólo para los futbolistas sino para el grupo. De pronto el poder generar conversaciones que puedan potenciar el rendimiento a nivel colectivo, prefieren estar en sus redes sociales conversando con no sé quién o simplemente viendo las páginas del club en las cuales no siempre se tiene opiniones reales, en la mayoría de veces son personas que se ocultan tras un perfil irreal en el que solo se dedican a promover el odio y ese tipo de emociones que van en contra del desarrollo y la objetividad. Se puede tener críticas, pero estas deben ir con argumentos no simplemente para agredir o para bajar el ánimo de alguien.
¿Cuánto grado de complejidad hay para romper el hielo con los jugadores?
Algo que admiro mucho de estos grupos es que todos llegan juntos, hacen sus ejercicios juntos y siempre están conversando. Es muy de los hábitos que tienen ellos, no he tenido ningún problema, ha sido nada lo que he batallado en ese aspecto. Hoy estoy trabajando con gente muy honesta que se presta, que aunque no vienen con un margen de un trabajo rudo como el mío, no he tenido problema con conectar con nadie del grupo ni del comando técnico. De año a otro nos costó un poco, pero hemos logrado unificarnos.
El ascenso del año pasado, ¿cómo se sobrellevó las distintas emociones que se presentaron el 2022?
El año pasado era o ascendía o nada, y eso sería un fracaso. Todas sus carreras estaban en juego, el prestigio del plantel estaba en juego. El año pasado nos dedicamos a luchar por la gloria. Lo hicimos por nosotros mismos, por la gente que viene de atrás, por la familia, por los hinchas. Hubo muchos partidos que ganamos en los últimos minutos, esa fue una muestra de compromiso que tuvimos.
Hablando de hinchas, Cusco es un equipo que modificó su nombre para lograr identidad, ¿lo están logrando?
La hinchada es muy importante. Este año hice algo increíble, bajo idea de los dirigentes. Hice un taller como el que tengo con los futbolistas pero con los hinchas, para fidelizar todo. Así que estoy prácticamente con todo en el club, con los jugadores, el cuerpo técnico, los menores y ahora también con los hinchas. Estamos haciendo del club una familia. Los jugadores son muy importantes en esto, con la calidad que tenemos ahora podemos buscar los objetivos de gloria. Estamos haciendo un gran trabajo todos.
Fidelizar a los hinchas, a pesar de la falta de identidad con sus propias raíces, ¿cómo hacer para que ellos comiencen amándose y luego amando sus colores?
A decir verdad, aquí todos dejan de hacer sus cosas por ver a su selección. En México no sucede eso, fue algo que me hizo tenerles envidia de la buena. Me gustaría que mis paisanos hicieran lo mismo por la selección. Pero fíjate, nosotros somos los únicos en la localidad que llevamos el nombre y representamos la cultura en los colores, en el escudo y los hinchas se dieron cuenta de ello. Por eso yo digo que somos el único equipo Cusco. Para lograr esos cambios externos, primero debemos hacerlo en el interior, buscar comprometernos. Si los aficionados ven que los jugadores se entregan por estos colores, ellos harán lo mismo desde su posición. Es con el ejemplo que se enseña, es así cómo podemos lograr que se identifiquen. Cusco FC está haciendo grandes cambios.
¿Las edades hacen que se complique el trabajo con los hinchas?
La verdad que yo siempre trabajo sacando las etiquetas de la edad, de la profesión, los veo como seres humanos y eso me ha permitido poder conectar con todos. Utilizó la herramienta poderosa del lenguaje, si hablo como mexicano no me va a entender nadie, tengo que aprender las palabras de acá para poder hacer llegar el mensaje. Porque no siempre es lo que yo quiero decir, sino el cómo lo digo y lo que va a entender el otro. Tengo que estar al pendiente de todos los canales de comunicación y creo que esa ha sido mi llave para entrar en la mente y en el corazón de la gente peruana.
Es bastante complejo identificarse dentro de una población tan disociada como la nuestra. En la que muchos creen que sólo se pueden encontrar mejoras en Lima.
Sí, en ese aspecto social me siento muy identificado. Me siento muy agradecido con el peruano, me abrieron las puertas a la internacionalización, ya hasta me quieren de vuelta en mi país (risas). Pero yo estoy comprometido con Cusco Fútbol Club, no veo ningún otro equipo, menos la capital. Es lo mismo que trato de transmitirle a los jugadores. He visto como otros clubes los buscan sin que termine el campeonato y han habido muchos que prefirieron quedarse, como Felipe Rodríguez, que es el mejor de los últimos tres años, y decidió seguir con nosotros.
Con una plantilla tan rica para pretender grandes cosas, aún con eso, la dirigencia tomó la decisión de estar en contra a lo que ofrece la FPF, ¿qué sucedió con los jugadores al enterarse de eso?
En mi caso, tan solo queda bajar el mensaje de la dirigencia. Pero ellos nos dijeron que nosotros solo nos dediquemos a entrenar, trabajar y jugar. Es nuestro compromiso, lo nuestro es jugar, es nuestra única tarea. Lo administrativo tiene que resolverse de acuerdo a lo que le toque a cada uno de las áreas. Mi trabajo está enfocado en orientarlos a ganar.
¿El coaching tiene días de descanso?
Son muy entre comillas, porque igual sigo trabajando. Yo programo todo, hago el cronograma de los chicos que atenderé en los siguientes días y también busco ver la recopilación de los partidos para enfocar que cosas son las que suceden con ellos en ciertos momentos. Estos primeros partidos han sido raros. Contra Sullana fue complicado, las autoridades no entienden que ellos no solo son jugadores, también son humanos y necesitan tranquilidad.
Este plantel es una mezcla de jóvenes con hombres de experiencia y lejos de ser un equipo con caras serias siempre se les ve muy contentos, ¿quién es el que comanda las risas en la interna?
Sin duda, Ramúa. Algo que le aprendí al ’Chapu’, en la práctica, es ver por los demás por encima de uno mismo. Es un tipo da todo de sí. Él es un tipo extraordinario, la relación que tenemos es de las mejores.
¿Quiénes son los que te permiten sostener la relación con los demás jugadores?
Ahí está el ‘Chapu’, Daniel Ferreyra y Felipe Rodríguez, son los que me sirven de apoyo, siempre están para darme la mano. También son los primeros en exigir talleres para el equipo, me hacen saber que es lo que necesitan los demás. Son mis referentes y el ejemplo para los más chicos. Son mis tres patas de la mesa.
¿Cuáles son tus objetivos más allá del equipo?
Siempre he soñado en grande, pero no solo se trata de soñar sino de prepararse para lograr tus metas. Fui dando pasos grandes a base de mi trabajo, nunca me gané algo por ser familia de alguien más. Yo lo que busco siempre es dedicarme a encontrar la gloria. Soy muy ambicioso y hoy sueño con la selección peruana. El próximo mundial será en México y me gustaría ir representándolos en gratitud. Me preparo para eso. Soy un tipo apasionado, pero lo llevo de la mano con la preparación. Si la pasión no la acompañas con una buena preparación, no sirve de nada.
Tu nueva vida en Perú, ¿te trae algunas complicaciones?
Lo único con lo que no puedo lidiar es con extrañar la comida de mi tierra, vivir sin tortillas me mata (risas). Pero en más estoy muy tranquilo, en México si salía a pasear un poco más, pero todo era muy ajetreado y me sentía muy en confort. En cambio Cusco es pequeño y me puedo movilizar tranquilo, mi familia igual. El club nos da esas comodidades para no extrañar tanto.
¿Qué muestras de afecto son las que te entregan los jugadores con los que has trabajado?
Fíjate que tuve una anécdota con Raúl Ruidíaz. Lo tuve cerca de tres sesiones, pero hicimos una relación tan linda que me sorprendió una vez. Ten de cuenta que Raúl logró cosas importantes con Morelia y es muy querido por allá. Coincidimos una vez que viaje en las vacaciones para allá, su hermano estaba en el equipo y tenían partidos claves en el cierre del año, bajaba hacia el campo por el túnel del estadio y se me acercó de manera efusiva para entregarme un abrazo. Esas son las pequeñas cosas que te dejan las relaciones con los jugadores.
¿Por qué el éxito del coaching en el último tiempo?
Hay que tener en claro, que el coaching es una herramienta utilizada por la psicología deportiva, no es una carrera en sí. Como coach, me enfoco en el sistema conversacional, el equipo es un todo y necesita conversaciones, porque en ellas se manifiestan emociones, conductas. Y el éxito radica en la empatía, hay muchos bien preparados que logran conectar con los jugadores. Un coach debe ser un gran orador, un buen comunicador, un tipo muy preparado. También deben saber que nosotros no opinamos, ayudamos, acompañamos, guiamos a los protagonistas.